"... No sentía miedo de morir...

...miró el cielo,alto, claro y azul, un cielo de comienzos de verano. Tenía cincuenta y dos años y estaba seguro de que era la última vez que lo veía.

... Le irritaba verse cogido en una trampa sobre aquella colina donde no había otra cosa que hacer más que morir... De haber sabido cuántos hombres en la historia tuvieron que morir en una colina, la idea no le hubiera consolado en absoluto porque en los trances por los que él pasaba los hombres no se dejan impresionar por lo que les sucede a otros en análogas circunstancias, más de lo que una viuda de un día puede consolarse con la idea de que otros esposos amantísimos han muerta tambien...Si es preciso morir, y claro que va a ser preciso, se dijo, puedo morir. Pero no me gusta nada...

... Morir no tenía importancia ni se hacía de la muerte ninguna idea aterradora. Pero vivir era un campo de trigo ...vivir era un halcón en el cielo... Vivir era un caballo entre las piernas, y una carabina al hombro y una colina, y un valle y un arroyo bordeado de árboles, y el otro lado del valle con colinas a lo lejos..."

ERNEST HEMINGWAY - "Por quién doblan las campanas"